El lunes pasado estuvo en nuestra ciudad Hillary Rodham Clinton, Secretaria de Estado Norteamericana fue recibida entre aplausos y protestas por la venta de armas estadounidenses a carteles mexicanos. El objetivo de la visita fue una entrevista con Patricia Espinoza, Secretaria de Relaciones Exteriores y el tema principal fue la lucha contra el crimen organizado y la inmigración ilegal de centroamericanos. Aunque la agenda oficial comprendía temas como la economía, cambio climático y desarrollo de la infraestructura en la frontera, la plática a puerta cerrada se centró en el clima de violencia generada por los carteles de narcotraficantes y la lucha del gobierno federal mexicano.
Aunque hace pocos meses, Hillary Clinton declaro en la prensa que en México la violencia alcanzaba niveles de narco-insurgencia y el panorama era como el de Colombia hace 20 años, en esta ocasión vino a dar el espaldarazo a la estrategia del gobierno federal señalando que estas acciones contra el crimen organizado eran indispensables y la única alternativa para nuestro país. Así mismo. Clinton recalcó la importancia de que Estados Unidos entregue a México la cantidad de 500 millones de dólares en función del acuerdo internacional firmado entre estados unidos y Centroamérica denominado Plan Mérida, plan anti drogas ideado bajo la administración de George W. Bush en 2007 para aportar 1600 millones de dólares en recursos, tecnología, formación e inteligencia. Nos queda muy claro que Estados Unidos considera la violencia de los carteles de la droga en México una amenaza a su seguridad nacional y ha reconocido que debe hacer más para limitar la demanda de narcóticos en su lado de la frontera, al igual que el flujo de armas ilegales y de dinero hacia el sur. Hace pocos días, Hillary Clinton declaro que para tener estabilidad México necesita una combinación de “capacidad institucional mejorada”, señalando que Estados Unidos está trabajando para ayudar a México "en la mejora de su aplicación de la ley," el país tiene la capacidad y sobre todo, está "dispuesto a utilizar esa capacidad" para combatir a los cárteles. Tal parece que un motivo de su visita fue dar línea a efecto de que el gobierno federal continúe la lucha contra el crimen organizado en forma indefinida.
Mucho se debate en México sobre la venta de armas que son utilizadas por los señores de la droga y los políticos se rasgan las vestiduras para que se obligue a Estados Unidos a controlar o prohibir la venta de armas argumentando que las “armas de origen norteamericano matan personas”. No nos confundamos con esta retorica barata, las armas no matan, las personas matan personas y si bien hay un gran flujo de armamento a México, la realidad es que entran a través de nuestras fronteras y aduanas y ésa si es una responsabilidad de gobierno mexicano y claramente, una muestra de corrupción. Por otra parte, si Estados Unidos es el mayor consumidor de drogas, ¿por qué en ese país no sufren de las decapitaciones, levantones, ahorcamientos, matanzas y coches bomba?, ¿cuál es la diferencia entre las acciones anti drogas del gobierno norteamericano y la lucha contra el crimen organizado en México? La diferencia principal estriba que en Estados Unidos se combate al narcotráfico con inteligencia (investigación y recopilación de información de un enemigo real o potencial) y no con la fuerza bruta militar, concentrando los mayores esfuerzos en la investigación. Hay que dejar claro que la lucha contra el crimen organizado y narcotráfico debe continuar pero rediseñando la estrategia con un plan integral que contemple acciones preventivas a corto y largo plazo en materia de prevención, educación y empleo.
En esta reunión se trato el tema migratorio y el rechazo de México a la ley Arizona SB-1070, norma jurídica antiinmigrante que criminaliza a quien no presente documentos de estadía legal ,no presente la “Green Card” o transporte a un familiar indocumentado. Después de la reunión, Hillary Clinton fue cuestionada por la prensa mexicana sobre la revelación de Human Rights Watchs (organización internacional no gubernamental enfocada a defender los derechos humanos), que asegura que las fuerzas armadas mexicanas participan continuamente en la violación de los derechos humanos de los mexicanos a partir de la implementación de la estrategia contra el crimen organizado. Clinton respondió que el Ejército y la Armada de México merecen todo el respeto de su nación, pero es muy importante, advirtió que se debe garantizar la protección de los derechos de los ciudadanos.
En el gobierno de Obama se habla que en materia de narcotráfico y flujo de dinero y armas hay una responsabilidad compartida, sin embargo, no se ve una solución a corto plazo en el flujo de armas a México por los intereses políticos norteamericanos, especialmente por la poderosa N.R.A (National Rifle Association) y su tradición armamentista en función de la segunda enmienda constitucional que tiene dos siglos de emitida pero que faculta a los norteamericanos a poseer y portar armas.
En conclusión, la visita de Hillary Clinton no fue más que un acto de protocolo mediático y aunque se declaro fan del Lic. Felipe Calderón, le dio un espaldarazo a la lucha contra el crimen organizado y manifestó su apoyo al ejército mexicano, el contenido de la reunión se quedo en buenas intenciones sin definir compromisos reales y concretos. Una vez más, todo quedo en retorica hueca.
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